Un final trágico
El 6 de enero de 2000, en Ordesa, Aragón, morἰa una vieja hembra de cabra montés pyrenaica, aplastada por un árbol durante una tormenta. Con la muerte de esta última representante de la especie refugiada en los bosques empinados del cañón de Ordesa, la cabra montés pyrenaica, tesoro de la fauna salvaje, acababa de desaparecer..
Un siglo antes, en 1910, dos grandes machos a la cornamenta impresionante, eran abatidos cerca del lago de Gaube en los alrededores de Cauterets. Otros tiempos otras costumbres, a principios del siglo 20 no se promovía la conservación de las especies : se trataba de los últimos ejemplares de cabra montés pyrenaica observados en la vertiente francesa.
La discontinuidad de hábitats adecuados que aísla los Pirineos de las zonas más cercanas pobladas naturalmente por la especie en el norte de España hace que la vuelta de la cabra montés en la vertiente francesa por repoblación natural sea difícil.
La elaboración de un proyecto de recuperación en los Pirineos franceses recomienda la reintroducción efectiva de individuos procedentes de las poblaciones existentes, entre las cuales algunas son actualmente densas en España.
El proyecto del regreso de la cabra montés va precisándose desde los años 80 mediante diferentes iniciativas o documentos procedentes de medios asociativos y de entidades administrativas. Dicho proyecto se inserta en un proceso de recuperación de la fauna salvaje, de la cual algunas especies han sido peligrosamente reducidas o han desaparecido por culpa del hombre a lo largo de la historia.