Las cabras monteses durante el año

Las cabras monteses durante la primavera

Ya bien entrada la primavera, en los meses de mayo y junio, el período de gestación de la hembra (“l’étagne”) llega al final (unos 164 dἰas).

Esta se aísla en un lugar inaccesible para los depredadores y pare un joven cabrito. Es bastante frecuente la presencia de gemelos en ciertas poblaciones.

El recién nacido se muestra rápidamente muy ágil y capaz de seguir a su madre entre los acantilados. Es amamantado durante 2 o 3 meses.

Hembras y cabritos © Julien Canet

Las cabras monteses en verano

Nacimiento y crecimiento de los cabritos

Después del período de nacimiento de los cabritos, se constituye una célula social llamada “chevrée”. Se compone de varias hembras con sus cabritos y el joven nacido el año anterior.

Llaman “éterlous” a los machos de un año, y “éterles” a las hembras.

Muy a menudo los machos jóvenes son excluidos del grupo cuando nace el nuevo cabrito. Los “éterlous” se reúnen, a veces con algunos machos más viejos.

Las “éterles” quedan en contacto con la “chevrée”. Ellas son las que parirán nuevos cabritos el año siguiente.

Cabras jóvenes de pocos días © Julien Canet

El primer verano de los cabritos

La mezcla de los sexos es poco frecuente en este momento del año, que se dedica generalmente a la cría de los cabritos.

La separación de los grupos es fuerte: por una parte las hembras y sus cabritos, por otra los machos jóvenes y los chivos.

En esta época es cuando las cabras monteses se van a sus pastizales de verano, en las alturas, donde pasarán el verano buscando frescor y vegetación rica y tierna.

Hembras y cabritos © Julien Canet

Las cabras monteses en otoño e invierno

El final del otoño – Octubre - Noviembre

A partir del mes de octubre, los animales empiezan a preparar el invierno y aprovechan los últimos días soleados para almacenar reservas de grasa.

Poco a poco las cabras monteses van acercándose a sus zonas de internación, en pendientes pronunciadas que dan al sur, con lo cual quedan pronto sin nieve. Eso permitirá que pasen el invierno a salvo del mal tiempo y de los aludes, en particular para los más jóvenes.

Cabra montés en los Pirineos - Ustou - Macho © J.Canet

La estación fría – Desde Noviembre hasta Enero

Entre noviembre y enero, los machos se reúnen con las “chevrées” para el período del celo.

Apartan a los jóvenes de la “chevrée” durante los combates entre machos.

Los combates durante el celo son violentos a veces, pero escasamente peligrosos. Cabeza contra cabeza, los machos se enfrentan dándose fuertes cornadas. El que gane la lucha tendrá el privilegio de aparearse con las hembras.

Reunión invernal © Julien Canet

Período del cortejo

Entonces empieza el cortejo.

Con los pelos de la espalda erizados, el labio superior levantado, los machos se dirigen hacia las hembras para incitarlas al apareamiento.

Las glándulas del prepucio y subcaudales secretan en el macho en celo una sustancia amarillenta con olor a chivo que sirve de mensaje olfativo.

Hombre cortejando a una hembra © Julien Canet

La primavera vuelve a la cabra montés

Fin de la estación fría – febrero – Marzo

Durante este período se desplazan poco, por la abundancia de nieve y para ahorrar energía.

Las importantes reservas de grasa alrededor del cuello, en la espalda y el vientre permiten que los animales aguanten los rigores del invierno. Dichas reservas pueden alcanzar un peso de 30 kg para un macho adulto. Compensan la falta de comida en invierno.

Macho de principios de invierno © Julien Canet

La adaptación de la cabra montés a la estación fría

Para resistir al frío las cabras monteses presentan un pelaje invernal constituido por cuatro capas que forman una protección aislante. El pelo puede alcanzar los 10 cm de espesor. El color oscuro de este abrigo permite que las cabras monteses se calienten rápidamente con el sol